Sabemos que el trabajo en general, y el estrés laboral en particular, pueden afectar el bienestar, la salud, la motivación y el desempeño de los trabajadores. Además de ser necesario que se identifiquen y prevengan los factores psicosociales que generan estrés en el trabajo, es necesario que las organizaciones y los trabajadores conozcan y promuevan la recuperación.
¿Qué es la recuperación?
Recuperación es el proceso de relajar y restaurar la tensión/activación física y psicológica que se incrementa en el organismo para responder a las demandas normales de la vida y del trabajo. Esta tensión es mucho más intensa y duradera cuando las demandas en general son excesivas y se combinan con otros estresores laborales como la falta de control (falta de autoridad y capacidad de decidir cómo y cuándo hacer el trabajo), falta de recompensas adecuadas (sociales, emocionales y económicas) por el esfuerzo realizado, falta de apoyo social de superiores y/o colegas, acoso laboral y otros aspectos estresantes del trabajo. Los indicadores de tensión pueden ser físicos (fatiga, dolores de espalda y de cabeza), afectivos (ansiedad, mal genio, tristeza, falta de motivación) o cognitivos (dificultad para concentrarse, para dormir, errores en la ejecución de las tareas).
La recuperación usualmente ocurre de manera natural cuando las demandas finalizan (por ejemplo, entre tareas, al final del día, entre turnos, los fines de semana o durante las vacaciones).
¿Por qué es importante la recuperación?
El aumento de la tensión/activación para afrontar las demandas de la vida y del trabajo es necesario y normal; sin embargo, cuando las demandas después del trabajo se mantienen o están mentalmente representadas; o cuando los niveles de tensión se mantienen elevados debido a otros estresores, no puede haber recuperación y las personas regresan a su trabajo el siguiente día o turno sin las condiciones óptimas para rendir adecuadamente en su trabajo. Aún más, si estos niveles de exigencia se mantienen a través de semanas, meses o años, la activación o tensión acumulada empieza a crear el caldo de cultivo para el desarrollo de síntomas de malestar físico y psicológico u otros problemas aún más serios tales como enfermedades (tensión arterial elevada, infartos, ansiedad crónica, depresión, burnout, entre otros). Los procesos de recuperación, además de disminuir la activación, permiten que las personas puedan recargar recursos energéticos y afectivos para funcionar adecuadamente.
¿Qué formas hay de recuperarse y cuáles son más efectivas?
Las formas de recuperación pueden clasificarse en actividades de recuperación y experiencias de recuperación.
Las actividades de recuperación usualmente son aquellas que no implican un deber (tales como hacer ejercicio, practicar un hobby, socializar con amigos) y pueden diferenciarse de actividades que se realizan fuera del trabajo, pero que están más relacionadas con deberes tales como el cuidado de los hijos o del hogar. Las actividades de recuperación están asociadas con sensaciones de bienestar, descanso, motivación. La razón para hacer una actividad es tan importante como la actividad misma. Por ejemplo, actividades que usualmente representan un deber, pero que una persona realiza porque tiene una alta motivación por ellas, usualmente tienen los mismos efectos positivos que las actividades de recuperación (por ejemplo, cocinar por placer, jugar con los hijos).
Otra forma de entender la recuperación es de acuerdo con el tipo de experiencia que se tiene. Se han descrito 6 tipos:
Desconexión psicológica del trabajo, que se refiere a dejar de pensar en asuntos laborales.
Relajación, que se refiere a la disminución de la activación a través de actividades como la meditación, la respiración o actividades diarias que promuevan la calma física y mental.
Dominio se refiere a la experiencia de crecimiento a través del aprendizaje de algo nuevo de interés.
Control se refiere a la experiencia de decidir autónomamente cómo usar el tiempo libre.
Significado es lo que se experimenta realizando actividades que representan algo importante en la vida.
Afiliación es una experiencia que resulta de participar en actividades sociales que permiten recibir apoyo social (todos los recursos materiales y emocionales que otras personas pueden dar) y proporcionan sentido de pertenencia.
¿Qué pueden hacer las personas para recuperarse del trabajo?
La investigación ha demostrado que la mejor recuperación se obtiene haciendo alguna de las actividades arriba mencionadas, especialmente aquellas que son activas más que pasivas; esto quiere decir que hacer ejercicio, reunirse con personas, practicar yoga o relajación de algún tipo es preferible a no hacer nada, simplemente sentarse frente al televisor sin un propósito claro de recuperarse.
El tipo de actividad más apropiada depende de los gustos de cada persona; pero una persona puede preferir ciertas actividades en ciertos momentos y no hacer siempre lo mismo. Un ejemplo de lo anterior puede ser cuando una persona prefiere relajarse o pasar tiempo con sus hijos o pareja por la noches y hacer ejercicio o tomar un curso de cocina los fines de semana. También es posible que un día haga una cosa y otro día otra. Lo más importante es que cada persona escoja una actividad que le permita tener experiencias de recuperación profundas.
Es importante practicar a diario alguna actividad de recuperación con el fin de dominar varias; es importante saber que, cuando más estresados estamos, es más difícil lograr desconectarse y desactivarse. Entre más se practique, será más fácil dominar la capacidad de recuperarse y de ponerla en práctica, aún en momentos complicados.
Es importante cambiar la idea errónea de que descansar, recuperarse, es perder el tiempo. Cuando no hay suficiente recuperación, las tareas cuestan más tiempo, se cometen más errores, se trabaja con menos motivación, hay más riesgo de distraerse fácilmente. Estas son algunas de las consecuencias negativas, a corto plazo, de la falta de recuperación. A largo plazo, ya dijimos que puede afectar la salud física y mental.
¿Qué pueden hacer las organizaciones?
Las organizaciones deberían entender que promover la recuperación es invertir en su propia productividad puesto que personas que son capaces de recuperarse se mantienen más sanas, son más productivas y creativas.
Promover la recuperación significa educar a los trabajadores sobre la importancia del descanso, respetar los momentos de descanso, educar a sus líderes en promover su propia recuperación (porque de esa manera también promoverán y respetarán la de sus subordinados). La recuperación no ocurre por sí misma, hay que facilitarla.
Las organizaciones también deben encargarse de prevenir o intervenir los estresores psicosociales en el trabajo. Estos, además de mantener la activación elevada por tiempos prolongados, dificultan la capacidad de recuperarse; por tal razón, puede presentarse la paradoja de la recuperación: cuando más se necesita es más difícil de lograr.La activación y la recuperación no son asuntos que dependan únicamente de los individuos. Las condiciones psicosociales del trabajo (por ejemplo cantidad, claridad y complejidad de las demandas, posibilidades de opinar y de tomar decisiones sobre la forma de hacer el trabajo; plazos estrechos para realizar las tareas; falta de formación adecuada para la ejecución del trabajo; falta de retroalimentación adecuada, etc) son responsables de aumentar la activación, de mantenerla activada durante largos períodos o de facilitar que las personas puedan tener momentos breves de recuperación durante el día, más prolongados por las noches o los fines de semana y las semanas de vacaciones. Las personas deben sentir que es legítimo descansar y no una forma de “perder tiempo” o de ir en contra de sus propios intereses o los de la organización.